Del placer al poder antioxidante: los positivos efectos de beber las dosis justas del popular café

04 de Octubre 2025 | Publicado por: Natalia Quiero
Fotografía: CC

73% de los chilenos consume esta bebida conocida por la cafeína y su poder estimulante, aunque son más sus beneficios cuando el consumo es moderado.

De grano o soluble, de Colombia o Brasil u otro origen, preparado en un riguroso proceso o instantáneo, cargado o simple, endulzado o puro, con o sin otros ingredientes y sabores, en el espacio cotidiano o especializado, infaltable para empezar y acompañar la jornada diaria o un gusto esporádico, por necesidad o placer.

Hay diversidad de personas y gustos, formas y momentos de tomar café, pero es un hecho que tiene una gran versatilidad y fanaticada que le hacen un producto de consumo masivo en la población nacional y global.

Según una encuesta que realizó la empresa Corpa en Chile, 73% de los chilenos bebe café y el promedio es 10 tazas semanales, para 66% las mañanas son el momento preferido, el hogar es el principal lugar de ingesta con 89% y el formato instantáneo es el favorito. También reveló que 56% toma café para disfrutar su sabor, y 33% para sentir más energía y actividad durante el día.


Las características de esta popular bebida de origen vegetal con varios siglos de historia las que se celebran este mes en el marco del Día Mundial del Café el 1 de octubre, para promover su consumo. Y, cuando no se cae en excesos, puede traer beneficios más allá del efecto positivo que significa disfrutar algo que gusta.

Composición activa


El café, que se obtiene de semillas de las bayas de la planta cafeto que crece en climas tropicales y que luego se secan para tostar y moler, contiene diversos componentes con bioactividades a los que se asocian diversos efectos y propiedades.

El nutricionista Rodrigo Buhring, director de Escuela de Pregrado de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, explica que contiene cierta cantidad de nutrientes como proteínas, ácidos grasos y minerales, necesarios para distintas funciones orgánicas.


También tiene una serie de sustancias químicas, principales responsables de sus cualidades como aroma, sabor y propiedades, en las que destaca “cafeína, y ácido clorogénico, cafeico y químico; estos últimos tres poseen mayor actividad funcional”.

Acción inmediata tiene la cafeína, estimulante del cerebro y la producción del dopamina, lo que se asocia a activación del estado de alerta y placer.


Y la mayor bondad es que “se ha podido comprobar que el café es un fuerte antioxidante: protege a las células del estrés oxidativo que se asocia como factor condicionante del desarrollo de enfermedades cardiovasculares, metabólicas, renales, hepáticas, digestivas; incluso se han podido establecer algunas propiedades antiinflamatorias”, sostiene el académico. Dicha función se atribuye al ácido clorogénico.

También cuenta que se ha estudiado su posible efecto en regular azúcar en sangre y la salud cardiovascular.


Aunque por la bioactividad de componentes hay ciertos efectos adversos asociados al consumo de café, entre los que menciona “insomnio, inquietud, alteración digestiva, aumento de la presión arterial, estimulación de liberación de ácido a nivel gástrico y por ende sensación de acidez, y afectar la absorción de minerales como calcio”.

Consumo seguro


Al respecto, el profesional aclara que los efectos positivos o negativos dependen de factores como tipo de café, condiciones de la persona y características del consumo.

“Se ha demostrado que en condiciones normales el consumo regular de café no representa un riesgo para la salud”, afirma. Se refiere a personas sanas o sin contraindicaciones a sustancias y que respeten las dosis recomendadas como adecuadas para un consumo seguro, como debe ser con cada alimento o bebida.


En este sentido, plantea como sugerencia general que “dos a tres tazas de café al día podría ser una cantidad razonable”.

Controlar la cafeína


En los excesos, en que pueden incurrir muchas personas fanáticas y dependientes del café, se esconden los riesgos, de molestias a peores complicaciones.

El nutricionista Rodrigo Buhring explica que la limitación de la ingesta diaria la determina la cafeína, componente principal y estimulante: “se ha establecido que consumir menos de 400 mg de cafeína al día podría no representar riesgo para la salud”.


En tazas la recomendación se aplica de forma diferenciada según tipo de café y formas de preparación, porque la sustancia no se concentra igual en uno instantáneo que en uno de grano.

“Una taza de café de especialidad, de cafetería o preparado en forma particular con grano molido tendrá cerca de 20% a 30% más de cafeína que uno soluble (comercial). Por ejemplo, una taza de 250 ml de café soluble aporta aproximadamente 50 mg de cafeína, mientras que una taza de café preparado en cafetera de filtro o goteo puede contener entre 90 y 130 mg de cafeína”, aclara.


Evitar efectos indeseados

Las recomendaciones generales son para población adulta y sana: hay grupos más susceptibles a los efectos de la cafeína que deben tener más cuidado con el consumo del café, moderándolo o evitándolo, según indicaciones a cada caso.


“Para embarazadas y en etapa de lactancia no está recomendado el consumo, o en su defecto el consumo debe ser menor al de condiciones habituales, misma situación con niños y adolescentes”, explica el nutricionista.

Personas con problemas cardiacos requieren evaluación médica para orientar si puede tener un consumo bajo de cafeína o restringir. Lo mismo en otras como afecciones al aparato digestivo.


También es crucial el resguardo para quienes cursen periodos de problemas para dormir o trastornos del sueño como insomnio, porque el efecto estimulante exacerba las dificultades.

Por ello se desaconseja consumir café hacia el final del día, porque podría interferir la conciliación del sueño. “El efecto del café se produce a los 15 a 20 minutos después de ingerirlo y puede durar hasta 3 o 4 horas”, precisa Buhring.


En este sentido resalta que el café no es lo único que contiene cafeína, también la aportan productos como té, mate y bebidas energéticas.