Problema de salud contemporáneo en constante alza: la mitad de la población sufrirá una alergia en 2050
20 de Julio 2025 | Publicado por: Natalia Quiero
La prevalencia hoy se estima de 25% a más de 30%. Vida urbana, exceso de limpieza, pobre contacto temprano con la naturaleza, contaminación del aire, consumo de productos ultraprocesados y obesidad son motivos que la ciencia atribuye al aumento de las enfermedades alérgicas en las últimas décadas.
Sean pólenes o ácaros que se respiran, algún alimento que se come, un medicamento que se ingiere para tratar una enfermedad, o al contacto de la piel con plantas, metales, materiales o productos cosméticos, entre una larga lista de ejemplos, las alergias son muy frecuentes y lo serán cada vez más. Desde las más comunes a las que se consideran raras, desde las leves en su manifestación hasta los casos con reacciones más complejas que hasta pueden suponer un peligro letal.
“Las enfermedades alérgicas han ido aumentando mucho en las últimas décadas y se espera que 50% de la población tenga algún tipo de patología alérgica en el 2050”, afirma el doctor Francisco Roa, inmunólogo de adultos e infantil del Hospital Clínico Regional Guillermo Grant Benavente de Concepción (HGGB).
Esa es la proyección de la Organización Mundial de la Alergia, acorde a la investigación y evolución de esta problemática a través de los años. Y es que hoy las evidencias estiman una prevalencia que llega al 25% e incluso podría superar al 30% de la población global, con cuadros alérgicos que pueden afectar a personas de todas las edades, muchas amenazadas por serios riesgos por la gravedad de sus condiciones particulares.
El Día y Semana Mundial de la Alergia que se conmemora cada julio busca concienciar este fenómeno que es global con su impacto a la salud pública y también propiciar espacios de educación que promuevan el diagnóstico, tratamiento, control y prevención de las afecciones y de sus repercusiones.
Las más comunes
El doctor Roa explica que “en Chile no hay grandes estudios de prevalencia, pero a modo general sabemos que los aeroalérgenos como ácaros del polvo, pólenes o caspas de animales son la principal causa de alergias; sigue la alergia alimentaria a la leche, huevo y mariscos; y luego la alergia a fármacos”.
“En las alergias a fármacos lo más frecuente son antibióticos y penicilinas, antiinflamatorios como ibuprofeno, anticonvulsivos, y los citostáticos como la quimioterapia. Estos últimos ocupan una relevancia porque muchas veces no existe una alternativa de tratamiento”, añade.
El doctor Miguel Aguayo, médico internista y broncopulmonar del HGGB, profundiza en la realidad local de las alergias más comunes, las respiratorias, lideradas por la rinitis alérgica y el asma bronquial.
“En las alergias respiratorias hay diferentes manifestaciones que pueden ser conjuntivitis, prurito, picor en nariz, estornudos, congestión nasal, secreción serosa de nariz, ojos rojos, picazón, malestar, y puede haber picor de garganta”, precisa.
La tos y obstrucción bronquial son relevantes síntomas del asma, que a veces pueden derivar en grandes crisis respiratorias o ser factor de riesgo ante infecciones de las vías aéreas que son más frecuentes en la temporada de otoño-invierno.
Estilos de vida contemporáneos como principales factores de riesgo de las enfermedades alérgicas
Una amplia gama de alérgenos que causan, forma de manifestación, severidad de cuadros y edad de presentación permea a las alergias.
Hay unas para toda la vida y otras no, y en cualquier momento del ciclo vital se puede desarrollar y manifestar una alergia, explica el inmunólogo Francisco Roa.
Aunque lo más común es que ocurran en la niñez y en alto porcentaje con la edad tienden a controlarse. “En la infancia el sistema inmune está en desarrollo y muchas veces reacciona de forma exagerada. Pero, con el tiempo empieza a madurar y se genera tolerancia inmunológica frente a la exposición a un factor, y así se pasa la alergia”, expone. Y afirma que “cuando los adultos desarrollan una alergia la probabilidad de que desaparezca es muy baja”.
También se pueden gatillar reacciones variadas en forma e intensidad, desde enrojecimiento o picazón de la piel, estornudos, síntomas gastrointestinales, hasta graves dificultades respiratorias, alteraciones en la presión arterial y pérdida de consciencia, llegando al shock anafiláctico que puede ser letal y cuya prevención es el foco de la Semana Mundial de la Alergia 2025.
El especialista también expone que hay respuestas inmediatas y otras tardías. Las primeras ocurren rápido tras la exposición, de minutos a horas, las segundas pueden tardar horas a días.
Vida que da alergia
“Todas las enfermedades alérgicas han aumentado”, asegura el inmunólogo del HGGB. También que la evidencia científica muestra que factores ambientales y conductuales estarían configurando este fenómeno, más allá de la genética que es factor de riesgo.
La hipótesis de la higiene destaca como una de las explicaciones clave: plantea que el gran uso de productos de desinfección y limpieza en hogares y otros espacios comunes para matar microbios y sustancias nocivas, reduce una necesaria exposición a estos organismos, que sobre todo se necesita en la infancia para educar y fortalecer al sistema inmune.
“Otra teoría habla de la polución del aire e incluso el cambio climático”, añade.
En el mismo sentido añade que “el estilo de vida urbano estaría influyendo cómo nos enfrentamos al ambiente como especie y cómo reacciona el sistema inmune”. Vivir en grandes ciudades, tener poca exposición a ambientes naturales, seguir hábitos alimentarios con exceso de productos ultraprocesados, y la obesidad estarían predisponiendo a desarrollar enfermedades alérgicas.
También advierte que “lo ambiental tiene interacción con nuestra microbiota, microorganismos que viven en nuestro cuerpo y nos ayudan, la que podría ir cambiando y generándose una más bien dañina”.
Posibilidades de prevenir
Por los factores atribuidos al aumento de las alergias se reconocen oportunidades para prevenir o reducir riesgo de su desarrollo. El doctor Roa releva que los hábitos preventivos parten en las etapas tempranas de la vida, antes de que se puedan expresar las alergias.
Un primer y crucial factor protector es la lactancia materna exclusiva los primeros 6 meses de vida, ideal que establece la OMS y especialistas. “Estudios publicados en 2019 muestran que niños que tenían lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses desarrollaban menos asma y tenían menos obesidad”, precisa.
También destaca la introducción temprana de alimentos potencialmente alérgenos como leche y huevo, siempre siguiendo las indicaciones del pediatra.
“Tener una exposición temprana a ambientes naturales”, añade como recomendación. Paseos a parques, cerros o campo desde la primera infancia son ejemplos de ello. “También se ha visto que disminuye el riesgo que desarrollen alergia los niños que se exponen de forma temprana a animales, como perritos y gatitos”.
Como acciones de autocuidado destaca reducir al máximo la exposición a condiciones ambientales de riesgo como humedad, tabaco y contaminación ambiental.
Además hay que evitar la alteración de la microbiota. Para ello, es crucial el uso racional de antimicrobianos y antibióticos, solo bajo indicación médica. Lo ideal es nutrir la microbiota con alimentos o productos pre y probióticos, en el contexto de una alimentación y vida saludable.
¿Cómo manejar una alergia?
Evitar o limitar al máximo la exposición al alérgeno es la medida básica para controlar las enfermedades alérgicas, sostiene el doctor Francisco Roa. El tratamiento incluye fármacos de distinto tipo y con distintos esquemas, pudiendo ser crónicos, esporádicos o SOS.
Por ello es crucial acceder a evaluación especializada tras detectar o sospechar reacciones adversas tras la exposición a un agente determinado.
En la consulta se podrá estudiar cada caso, orientar exámenes, y determinar si la reacción es alérgica y cuál es el alérgeno, estableciendo el diagnóstico para iniciar el tratamiento.
Esta instancia también permitirá educar sobre restricciones, manejo de crisis alérgicas, y reconocimiento de síntomas que requieran atención de urgencia, como los de una anafilaxis.