Agua potable rural: equipo UdeC busca reducir brechas en su calidad

12 de Noviembre 2021 | Publicado por: Natalia Quiero
Fotografía: Rodrigo Bórquez

Presencia de ciertas sustancias desmejoran al cada vez más escaso recurso. Proyecto FIC-R explorará uso de innovadoras tecnologías desarrolladas como solución a su tratamiento.

Hace más de una década que un equipo de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción (UdeC), liderado por el doctor Rodrigo Bórquez, con 37 años de carrera como académico del Departamento de Ingeniería Química, está abordando el estudio y desarrollo de las tecnologías de membrana y la nanofiltración para tratamiento de agua y los resultados han sido tan auspiciosos que el trabajo no sólo ha derivado en patentamiento, sino también se vislumbra la posibilidad de que aporte en la solución a una grave problemática social en Chile: la brecha en la calidad de agua potable rural (APR).

Y reducirla es el gran objetivo del proyecto bajo su dirección, pronto a iniciarse y con 24 meses de duración, que se adjudicó $150 millones del Fondo de Innovación para la Competitividad Regional (FIC-R) que otorgó el Gobierno Regional del Biobío en la convocatoria 2021.

Distintas aplicaciones

El doctor Bórquez cuenta que el gran foco de la línea de investigación en la que han avanzado ha sido el uso de las citadas tecnologías en la desalinización de agua de mar para transformarla en agua potable, pero también destaca que los buenos resultados de su funcionamiento han abierto puertas hacia caminos que han querido explorar en aplicaciones en tratamiento de aguas salobres o contaminadas con positivos rendimientos. “Desde ahí surge la idea, dada la escasez hídrica y las serias deficiencias en la calidad de las APR, de ir dirigiendo esta tecnología hacia los sectores rurales para ofrecer nuevas soluciones ante un problema que se vuelve cada vez más crítico, porque el agua disponible ha disminuido considerablemente y porque la poca agua que existe ha desmejorado mucho su calidad”, sostiene el académico.

Idea que se desafió a materializar, explorándola como una posibilidad que socializó con la Asociación de Municipalidades de la Región del Biobío, cuyas evidencias hacen sinergia con el propósito del académico de la UdeC, por lo que el interés derivó en una alianza que hoy la tiene como entidad colaboradora del proyecto FIC-R. “La Asociación, a través de un estudio que hizo, identificó sectores rurales de la Región del Biobío que están con déficit hídrico o serios problemas de calidad de agua: Santa Juana, Hualqui y Florida. La idea es trabajar en estas”, cuenta Bórquez, aclarando que la entidad que agrupa a los municipios se encargará de la gestión con las comunidades para implementar este proyecto y que el anhelo es que haya disponibilidad de tiempo y recursos que permitan expandirse para abarcar otras comunas.

 

Rodrigo Bórquez

Probar para definir

Rodrigo Bórquez cuenta que durante estos más de 10 años de trabajo junto a su equipo han construido unidades piloto de sistemas de tecnologías de membrana y nanofiltración que se aprovecharán en el proyecto, instalándose en los sistemas de APR de las comunidades para probarse en combinación con otras técnicas existentes. “La idea es ir probando distintas alternativas e identificar cuál es la mejor y puede ser una solución definitiva. Luego, la municipalidad podría implementar la infraestructura”, afirma.

Para profundizar, el investigador explica que entre los grandes problemas que hay en las APR son los altos contenidos de nitratos o de hierro-manganeso, la primera sustancia puede ser tóxica y las segundas que suelen identificarse juntas podrían provocar sabores, colores y olores indeseados al agua. La aparición de altas concentraciones de componentes orgánicos es otro factor crítico. Advierte que esto ocurre “muchas veces por de la actividad agrícola y el uso de fertilizantes o porque las aguas servidas se vierten cerca de la zona donde están las napas”, que es desde donde se extrae el agua potable que usarán las comunidades, “lo que genera que el agua se contamine”, lamenta.

Al respecto, comenta que, por ejemplo, para sanear el agua que contiene hierro-manganeso existen soluciones muy usadas como las arenas verdes. “Pero, estas tienen cierta capacidad y se saturan muy rápidamente. Entonces se requiere un sistema combinado”, asevera, que es la propuesta que se explorará durante este proyecto, ya que es lo que permite que el funcionamiento de distintas técnicas haga una sinergia que potencie y optimice sus resultados para hallar una nueva y efectiva solución a la crítica situación del agua potable rural en el presente y de cara al futuro.

El cambio climático se está manifestando en Chile en disminución de las precipitaciones y megasequía, que está aumentando y cronificando la escasez hídrica que padecen, sobre todo, zonas rurales. Se proyecta que los efectos se intensifiquen al avanzar el fenómeno y por eso urgen soluciones para mejorar la calidad del cada vez más escaso vital recurso hídrico.