Historia

08 de Diciembre 2021 | Publicado por: Equipo Digital

Señora Directora:

Años atrás, un chileno, Juan, fue a trabajar a Argentina. Después de 6 años de imponer en el incipiente sistema de AFP trasandino , volvió a Chile. Quiso traer sus fondos pero le dijeron que sólo podría retirarlos al llegar a su edad de jubilación. En ese momento, los argentinos de cualquier edad que habían trabajado algún tiempo en Chile se llevaban de vuelta sus fondos en un solo pago con un trámite ante su AFP chilena tan simple como el de los actuales “retiros”. Pasaron los años y Juan llegó a su edad de jubilación. En el intertanto, las cosas habían cambiado en el país vecino. Las AFP, incluyendo la de Juan, ya no existían y el Estado se había embolsado los fondos (año 2008). Inició el trámite para recuperar sus fondos, al menos a través de pagos mensuales, pero después de tres años de intercambios inútiles se convenció que la contienda era desigual : la burocracia estatal argentina siempre tenía un requisito más o un documento faltante necesarios para devolverle los fondos.

La moraleja de la historia es simple: la plata de los fondos privados no puede, con ninguna excusa, ni por un momento, estar en manos del tonel sin fondo llamado Estado. Si se nos dice que será un fondo público dirigido por ciudadanos ejemplares, probos, técnicos, etc., eso no sirve, los ángeles que manejan platas ya se nos agotaron en los cargos del Banco Central, el resto es una mezcla de política e intereses entre simples mortales. Esto hay que tenerlo presente sobre todo hoy cuando un programa dice: “No interferiremos en la propiedad de los fondos ahorrados hasta la fecha en el sistema de capitalización individual”, pero no deja claro si “no interferir en la propiedad” incluye o no tener, contra nuestra voluntad, en manos estatales fondos de nuestra propiedad y que, a cambio de esa posesión, el Estado nos tenga “anotados en una libreta”.

El Estado ya tiene suficiente con cuidar y administrar bien los fondos del Estado.

José Luis Hernández Vidal