¿Qué se están perdiendo?

Señora Directora:

No cabe duda que el regreso a clases presenciales es un tema polémico, sobre todo cuando este hecho, el cual puede ser tomado como medida del inicio efectivo a la “nueva realidad” postulada por el presidente Piñera, afecta directamente en la formación de los niños, niñas y adolescentes del país. Por lo menos, eso es en teoría, donde no está demás preguntarse, ¿de qué se están privando los educandos?

A grandes rasgos, me atrevo a decir que lo que se están perdiendo es la escolarización, esto entendido como el proceso burocrático, mecanizado y a plazos fijos en que las y los docentes – chivos expiatorios en caso de que el sistema estructural evidencie sus innegables ripios – deben lograr resultados cuantitativos, por lo general bajo la espada de Damocles propia del contrato a plazo fijo. Ni hablar de la inviabilidad a la que puede quedar expuesto el establecimiento si una mayor exigencia redunda en más repitencia. Uniformar nuevos adultos, reza el dicho, donde lo que se podría alcanzar a vislumbrar como atisbo de educación no es más que el esfuerzo institucionalizado de instruir y entrenar al individuo para usar su “libertad” dentro de los límites establecidos. Prohibido salirse de los márgenes.

Tomemos conciencia de que educarnos va más allá de sumergirnos en la “nueva normalidad”. En ningún caso la formación va en relación directa al número de días metido en una sala de clases.

Fernando Fernández Ulloa