Mayo del ‘68: La imaginación al poder
30 de Junio 2018 | Publicado por: Diario Concepción
Mayo del 68, se inicia demandando actualizar el sistema educativo, despojarlo de las normas conservadoras y colocarlo a la altura de los tiempos. Nadie se imaginó que dichas demandas, iniciadas en la Universidad de Nanterre, se propagarían como un reguero de pólvora en todas las Universidades. La Sorbonne, la facultad de Vincennes: “Esa loca y genial Universidad lugar de todas las polémicas, de todas las creaciones, de todos los ideales (Roberto Maggiori). Continuaría su marcha por el Barrio Latino de París, construyendo barricadas oponiéndose a la sorpresiva represión nocturna de la policía. Ese movimiento llamará a la ciudadanía apoyarlos a través de una gran convocatoria. París responde, aglutinando a un millón de adherentes. Padres, dueñas de casa, comerciantes, todos aquellos que creen y quieren el cambio. Y, por último, el poderoso sindicato francés se adhiere a los estudiantes : ¡Francia se paraliza!
Mientras tanto, los jóvenes crean sus propios diarios para volcar sus petitorios. Las paredes lo acogen. En ellas escriben: “Prohibido prohibir”; “La imaginación al poder”; “¡Viva el surrealismo!”; “Decreto el estado de felicidad permanente”; “La libertad comienza con una prohibición”; “Lo sagrado: ahí está el enemigo!”; “Abajo la revolución con corbata”. Los muros, las estatuas se llenan de leyendas. Parafraseando a Roland Barthes, es el momento del Imperio de los Signos, ellos hablan a través de un lenguaje, creativo, rupturista, provocador, buscando cambiar la vida.
El tiempo ha pasado, la pregunta es eminente: ¿Cuáles fueron las causas de ese malestar social que invadió a la sociedad francesa? Algunos intelectuales intentan encontrar las raíces en etapas pasadas de la historia, entre ellas, el cuestionamiento del contingente francés en la guerra con Argelia, o en la irrupción de los tanques rusos en Budapest, provocando malestar en la izquierda, tales como, conflictos, disidencia, o dimisiones. La mirada hegeliana-marxista, fundamentada en el logos, que ve en el devenir humano el desenvolvimiento de la razón, entra en crisis. La visión de la totalidad, la concepción universalista que ha ocupado gran parte de análisis de la sociedad de posguerra inicia su debilitamiento. El filósofo Foucault, “un trabajador del pensamiento”, lo anuncia en su planteamiento: “Trabajar es comenzar a pensar de diferente manera como se pensaba antes”.
Es el momento, las condiciones están dadas para que el movimiento de 68 coja el aire de su tiempo. Todos tienen cabida para manifestarse, una ideología no basta. Sindicatos, creadores, intelectuales, grupos trostkistas, moístas enarbolan la bandera del surrealismo, es decir cambiar la vida.
Donde termina la historia… comienza la leyenda. ¿Fue Mayo del 68 “más que una protesta menos que una revolución”? (Edgar Morin). “Lo quisieron cambiar todo y no cambiaron nada” (Gilles Lipoversky). ¿Es responsable, Cohn Bendit ( Dany El Rojo), líder del movimiento estudiantil, de olvidarse de los postulado del 68? Lo cierto es que los sesentayocheros pusieron en jaque las estructuras sociales de esa época, impregnaron de un bálsamo de juventud el alma de los franceses. Es cierto también que ese fenómeno social no siguió su cauce natural, eso es otra historia: la historia del Poder.
Qué lejos quedan los ecos de la Universidad de Nanterre, de la Sorbonne. Qué lejos queda el existencialismo de Jean Paul Sartre, y los estudiantes que en ese entonces lo seguían con devoción. Quedan lejos los filósofos Francois Chatelet, Gilles Deleuze, Jean Francois Lyotard: mis maestros. A través de sus profundas reflexiones, la fineza de su análisis demostraron que la filosofía es uno de los lugares decisivos donde las sociedades elaboran sus destinos.
Quedan lejos, en el recuerdo “esas barricadas mágicas y aquellos días de locura completa en que París recuperó una atmósfera de educación sentimental”. (Henry Levy )
Gloria Abarca Berenguela
Profesora de Estado en Filosofía
Estudios Doctorales Universidad de París VIII
Magíster en Psicología Social Universidad de París VII