Olimpiadas de la opresión
18 de Enero 2018 | Publicado por: Diario Concepción
Señor Director:
Resulta fácil constatar que, para parte del progresismo, existe una especie de juego de puntajes sobre lo oprimido que estamos. Este dicta que el hombre oprime a la mujer, el heterosexual al homosexual, el mestizo al mapuche, el chileno al inmigrante, etc.
Si jugamos con su sistema, podemos organizar un verdadero juego olímpico y entregarle la medalla de oro quien tenga más puntos de opresión: Una mujer, discapacitada, de ascendencia indígena extranjera y homosexual. La acabo de inventar y ya me dio pena.
Aunque lo parezca, esto no es un chiste. Incluso más de algún entendido en teoría crítica, un modelo de análisis de las ciencias sociales desarrollada por los filósofos posmodernos de escuela de Frankfurt, debe estar llenándome de epítetos internamente a raíz de la ironía en el párrafo anterior.
El sistema de puntaje de nuestra competencia recibe el nombre de “interseccionalidad”, que no excede a generalizar características de oprimidos y opresores, y aplicárselas a cualquiera. En caso del feminismo radical, suele decirse que una mujer heterosexual es oprimida por un hombre, pero a su vez oprime a las mujeres homosexuales. Así se prolonga la lógica -o carencia de esta- ad infinitum.
Mi simple crítica es que debemos dejar de lado este absurdo malabarismo mental, que dejemos de ver a la gente como grupos y comencemos a verlos como lo que son: personas. Dejemos de caracterizar prejuiciosamente y conozcamos a cada uno individualmente, con virtudes y defectos. Tener lástima a priori por alguien a raíz de su pertenencia a alguna comunidad incluso resta dignidad. A nadie le gustaría ser tratado con condescendencia o con desdén sin que lo conozcan. Solo por su apellido, inclinación sexual, sexo o color de piel.
Las generalizaciones y prejuicios poco bien le hacen a la sociedad, aunque sean presunciones de buena fe o intrincadas reflexiones “interseccionales”.
Cristobal Diaz Guitart