Volatilidad críptica

Señor Director:

A diferencia de una moneda tradicional, manejada por un Banco Central, las criptomonedas están esencialmente basadas en la confianza de su sistema de seguridad llamado blockchain (cadena de bloques). Esto implica que no hay un responsable preciso que tiene ciertas herramientas de política monetaria, no hay un rostro –que puede dar más o menos confianza, pero una confianza cierta al fin y al cabo– que se haga cargo. No hay una máxima autoridad de Bitcoin, que la emite o retira del mercado, sino que es una moneda descentralizada y sin censura alguna.

El mercado de inversión de las criptomonedas es esencialmente uno que está en etapa de crecimiento, con mucha especulación. Como tal, es un mercado de alto riesgo, en el sentido de que los valores en dólares de las criptomonedas son muy variables. Si bien en el grueso hemos visto alzas de sus valores en las últimas semanas, si lo miramos con lupa también se han observado caídas drásticas de su valor.

Aunque por ahora es un mercado altamente volátil, en el corto plazo debiéramos ver una consolidación del mercado. Esto significa que algunas criptomonedas desaparecerán (disminuyendo su valor a prácticamente cero) y algunas otras se posicionarán como competidores sólidos.

Mi recomendación sería destinar una parte minoritaria de capital de riesgo (capital que uno está dispuesto a perder sin que se vea afectado el presupuesto mensual en gastos normales) a estas monedas, ya que efectivamente es una posibilidad que algunas criptomonedas multipliquen su valor por altos múltiplos si logran consolidarse en mercados estratégicos, como quizás bitcoin ya lo está haciendo en el retail japonés, Ethereum en grandes multinacionales, o Ripple en el mundo bancario.

Javier Irarrázaval Lazcano

Académico Ingeniería Comercial

Universidad San Sebastián