Política

¿Nuevo mapa político mundial? La libre determinación de los pueblos en el siglo XXI

Por: Diario Concepción 24 de Septiembre 2017
Fotografía: Diario Concepción

La potencial creación de nuevos Estados, como Cataluña o Kurdistán, demuestra que la geografía política no es estática. En los próximos días esos territorios vivirán acontecimientos relevantes que podrían abrir la puerta a procesos en otros países.

Por: Constanza Fernández Danceanu

La búsqueda de la independencia es un fenómeno que ha caracterizado al sistema de Estados modernos. A principios del siglo XX vimos como Noruega se independizó de Suecia, e Islandia de Dinamarca.

Este proceso se aceleró a mediados del pasado siglo con el término de la Segunda Guerra Mundial. Incluso la Organización de Naciones Unidas, organismo creado en 1945, consagró la libre determinación de los pueblos como uno de sus propósitos, y estableció un órgano especial para ayudar a los territorios en su proceso de descolonización. Desde ese momento decenas de nuevos países han logrado alcanzar su independencia, principalmente de naciones como Reino Unido, Francia y Estados Unidos.

La disolución de la Unión Soviética y la separación de los Estados que componían Yugoslavia también hicieron crecer exponencialmente el número de naciones soberanas en el mundo, las que hoy suman 193.

No obstante, todavía quedan muchos territorios que aún aspiran a ser Estados independientes: Kosovo quiere separarse de Serbia, Transnistria de Moldavia, y Escocia de Reino Unido, solo por nombrar algunos. Pero quienes tienen nuestra atención estos días son Cataluña y Kurdistán.

Distintas voces sobre Cataluña

A partir de la transición, que terminó con el régimen dictatorial de Franco en España y dio paso a un gobierno constitucional, se reconoce el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que integran España. Una de ellas es Cataluña, una región de más de 7 millones de habitantes, que genera el 18,8% del PIB español.

El discurso en Cataluña hoy es que no se alcanzará la máxima plenitud cultural, social ni económica mientras se forme parte de España. Quienes están a favor de la independencia señalan que su historia, cultura y lengua propias son características suficientes para no depender del país ibérico. Además, sostienen que este territorio aporta más dinero al gobierno central del que recibe, subsidiando a regiones más pobres, por lo que entienden que el Estado Catalán podría perfectamente ser soberano.

Para ello se han convocado diversas consultas, plebiscitos y manifestaciones. El próximo, un referéndum de autodeterminación, se celebrará el 1 de octubre, el que preguntará “¿quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?”. El Parlamento catalán aprobó una ley que entrega carácter vinculante a la consulta sobre la secesión. Si gana el sí, la Cámara catalana declarará la independencia en los dos días siguientes a la proclamación de resultados. Esta ley fue suspendida por el Tribunal Constitucional español, al día siguiente de su adopción, declarando al referéndum ilegal, lo que ha cuestionado incluso si este se llevará a cabo.

Muchas voces se han alzado en contra del proceso, encabezadas principalmente por personeros de gobierno y empresarios que piensan que la tensión en Cataluña podría alterar los mercados. El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, luego de mostrarse absolutamente contrario, señaló que “respetaremos esa elección, pero Cataluña no podrá convertirse en miembro de la Unión Europea al día siguiente”.

Otros, como el escritor Javier Cercas, en cambio, han planteado que “si una mayoría clara e inequívoca de catalanes quiere la independencia parece más sensato concedérsela que negársela, porque es muy peligroso, y a la larga imposible, obligar a alguien a estar donde no quiere estar”. Pero cuestiona si efectivamente existe esa mayoría. El argumento aquí es que se debería apoyar el referéndum, incluso si se está en contra de la independencia.

Kurdistán con apoyo de Israel

Los orígenes del pueblo kurdo se remontan al siglo X a.C. Pero, aunque han logrado mantener su cultura e idioma propios con el paso de los siglos, hoy su territorio y población –que se estima en aproximadamente 28 millones– se encuentran atrapados entre cuatro Estados independientes: Irán, Irak, Siria y Turquía.

El Kurdistán iraquí es un territorio federal autónomo, controlado por el gobierno central de Iraq, pero que cuenta con sus propios parlamento, presidente, primer ministro y constitución. Su capital es la ciudad de Erbil. La principal característica de esta región es que es la zona más segura y estable de Iraq, y cuenta con las más bajas tasas de pobreza y el más alto nivel de vida del país.

Es por ello que los kurdos iraquíes han llamado a un referéndum de independencia, el que se celebrará el próximo 25 de septiembre. Este proceso se enfrenta a la oposición del gobierno de Irak, también de los de Siria, Turquía e Irán. Incluso Estados Unidos y Alemania, aliados del pueblo kurdo, se han pronunciado en contra por considerarlo una amenaza a la frágil estabilidad de Medio Oriente.

Quien se mostrado a favor ha sido Israel, desde donde se han referido al proceso como “el único desarrollo positivo en relación al destino de Medio Oriente”.

Doble estándar internacional

Llama la atención que sea el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, quien apoye ‘la solución de los dos Estados’ en Irak, cuando ha cerrado esa puerta en innumerables ocasiones en relación al reconocimiento del Estado Palestino. Israel ha buscado por años un aliado no árabe en la región, y Kurdistán cumple completamente con el perfil. Pero el doble estándar es innegable.

Justamente evitar esa situación es lo que busca el gobierno español al negar la ansiada independencia catalana. Si la autoriza, abre la puerta para que vascos y gallegos, por ejemplo, busquen la propia. Lo mismo sucede con Turquía, que ve la independencia del Kurdistán iraquí como una potencial caja de pandora que podría potenciar que el mismo proceso se viva en su territorio.

No queda más que estar atentos los próximos días sobre los resultados para ver si el mapa político del mundo vuelve a cambiar. Sea con la creación de Kurdistán, de Cataluña, o de cualquier otro Estado, lo claro es que la geografía política no es estática.

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