Opinión

El entusiasta mes de la Patria

Por: Procopio 05 de Septiembre 2017

No tuvo oportunidad el mes de agosto de exhibir sus sobrevivientes, los que pasaron agosto, que solían armar jolgorios alusivos,  esta vez pasaron inadvertidos, porque el comercio, con la debida premura, vistió todos los espacios con los tres colores de la chilenidad, a fines del mes recién pasado ya se había dado la partida al mes de la Patria.

Siguiendo una consagrada tradición,  se empieza a visualizar el programa de rutina, una serie de consideraciones relativas a este magno evento, cuyas dimensiones, longitud y profundidad de celebración y sentimiento colectivo de cosa digna de conmemorar, sin fijarse en gastos, sorprende a Latinoamérica, con naciones mucho más recatadas a la hora de acordarse de sus días patrios.

Entre los rituales preparatorios de ramadas, parada militar y fiestas costumbristas, que no dejan a ningún escolar libre de hacer algo al respecto, aparecen las personas lúgubres que proceden a llamar a la cordura y a título de ejemplo,  elaborar fastidiosas listas de alimentos altamente calóricos y listados pavorosos de los cientos de elementos potencialmente letales que contienen las empanadas, los anticuchos y la mortal densidad de obturadores arteriales como resultado  de interminables parrilladas.

El dieciocho nos va a servir, como siempre ocurre, para acercarnos un poco, para olvidar rencillas y sacudirnos de la machacona insistencia de la cosa política, algunos, para hacerlo más fácil van a celebrar patrióticamente en algún lugar del Caribe, lejanos al mundanal ruido de tanto ícono folclórico resucitado en las radios y en los estelares de televisión. Por unos días vamos a volver a pensar en Chile como un país precioso, de gloriosa tradición y feliz destino, no importa que después se nos pase y volvamos a refunfuñar.

 

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