Opinión

Candidatos poco cándidos

Por: Procopio 02 de Agosto 2017

Nadie, salvo aquellos que tienen esta tarea como obligación, puede tener una idea cercana, o razonablemente ajustada, de quien se encuentra ahora postulando a sepa Dios qué cargo. Que hay elecciones en la proximidad temporal, es evidente, hay en el ambiente una irresistible llamada al sacrificio en el ámbito del servicio público.

Muchos son los autoconvocados, poco los elegidos, lo difícil  es saber qué se necesita para estar en esa fila expectante, o que con qué competencias. Las señoras de la casa, en los hogares bien constituidos, aunque modestos, de la clase media chilena de hace algunos años, aspiraban que los pretendientes de sus hijas fueran a lo menos jóvenes decentes, trabajadores  y sin vicios, no era mucho pedir, pero tampoco era poco pedir, sobre todo si se pone en ese marco a algunos actuales  aspirantes, no  a la mano de alguna de esas protegidas doncellas, sino a puestos públicos, ojalá bien remunerados.

Hay que dejar por sentado que hay en ese estamento profesionales preparados, con conciencia de su responsabilidad de contribuir al bien común y que, en consecuencia, renuncian a prácticas  mucho más rentables en su propio ámbito, pero es de temer que muchos otros parecen estar allí porque la política es un nicho donde las competencias duras pueden ser ágilmente reemplazadas por las blandas, empezando por la elasticidad para acomodarse a un horizonte cambiante, con camaleónica velocidad.

En los tiempos que corren, con lo que ha sabido de los rechinamientos de las ruedas del aparato estatal, con las claras muestras de falta de idoneidad, es absolutamente necesario rayar la cancha y exigirles a los candidatos pruebas de competencia, ya que está claro que las puras ganas no bastan

 

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