Opinión

Otra paradoja más: museo de la democracia

Por: Diario Concepción 27 de Julio 2017
Fotografía: Diario Concepción

Por: Danny  Monsálvez Araneda
@MonsalvezAraned

En general la derecha política o su abanderado tienden a lanzar algunas ideas o mejor dicho comentarios y propuestas que resultan llamativas, curiosas o simplemente paradójicas.

Por estos días Sebastián Piñera planteó la idea de construir en un eventual nuevo gobierno suyo, un Museo de la Democracia, que dé una mirada general al proceso que vivió el país desde los ‘90 en adelante.  Quién se podría oponer a un espacio que dé cabida a distintas expresiones y manifestaciones de un determinado momento o proceso histórico, y que exponga una serie de fuentes, archivos y registros de un período complejo, controversial o llamativo de un país, cultura o región. En otras palabras, la construcción y puesta en marcha de un museo conlleva el convencimiento e identificación con algo o alguien, en este caso sería la democracia y aquellos principios de libertad, igualdad, tolerancia y diversidad. Es aquí donde viene lo paradójico o derechamente lo hipócrita.

En primer lugar, llama la atención que quien impulsa su construcción sea una persona que no se le conoce actuación pública, en primera línea en la oposición a la dictadura cívico-militar y la lucha por recuperar la democracia. Se argumenta, en su defensa, que habría votado por la opción No para el plebiscito pero, paradójicamente, después apoyó a Hernán Buchi, que encarnaba el continuismo de la dictadura.

En segundo lugar, Piñera es apoyado directamente por un partido que es la expresión misma de la dictadura (vástagos predilectos), la antítesis de la democracia, como la UDI. Sus dirigentes fueron actores preferenciales del régimen de Pinochet y lo que han tratado de hacer por todos los medios es perpetuar ese régimen hasta el día de hoy.

En tercer lugar, los que hoy acompañan a Piñera son los mismos que tras el retorno a la democracia y por se opusieron y se han opuesto a todo cambio que implique perfeccionar la democracia. Fueron partidarios de los senadores vitalicios y designados, se opusieron al fin del binominal, al voto de chilenos en el extranjero, más derechos para los trabajadores, la gratuidad en educación, qué decir de un cambio de Constitución.

Entonces qué paradójico e hipócrita es proponer un Museo de la Democracia, cuando fueron defensores de una dictadura y se han encargado de sostener su legado, oponiéndose a cuanta ley y reforma para profundizar la democracia.

Nuestra historia reciente requiere seriedad y sobre todo responsabilidad; por lo tanto, no ninguneemos la memoria y menos manipulemos la historia.

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