Opinión

Cuarenta rayas, el pibe de Junín

Por: Paulo Inostroza 10 de Julio 2017
Fotografía: Agencia UNO

El portero Cristián Muñoz cumplió cuarenta años y se transformó en el jugador más longevo del torneo chileno. Un ejemplo de profesionalismo. Un crack de esos que quisiéramos traer más seguido.

Cuando Cristián Muñoz debutó en la primera de Junín, con 17 años, Jean Meneses todavía ni había nacido. Cuando fue campeón del mundo Sub 20, los Backstreet Boys la rompían con “Everybody” y Titanic batía récords de taquilla en el cine.

Ha pasado mucho tiempo. Meneses ya tiene 24, Di Caprio un Oscar y el grupo de Kevin, Nick y Brian, felizmente, ya no existe. Solo una cosa se mantiene inalterable: cada mañana, el “Tigre” llega a la hora al camarín, carga el bolsito deportivo, se cambia con sus compañeros y se tira una y otra vez al suelo. Sin eludir ningún trabajo. Manchando la camiseta en el lodo y pensando en ganar el fin de semana. Como cuando defendía a Sarmiento. Como cuando era niño y quería volar.

Recuerdo cuando llegó a Las Higueras hace más de una década. De esos argentinos calladitos que no abundan. Después fue campeón tres veces con Colo Colo y volvió a la zona. Hablaba un poco más, pero la humildad era la misma. Nunca lo he visto negar una entrevista. Ni en persona, ni llamándolo por teléfono.

En algún momento, Ronald Fuentes insinuó que estaba viejo y lo rejuveneció. Porque el tipo jugó con Maradona, Riquelme, Aimar y Bermúdez y no tiene que demostrarle nada a nadie, pero igual tiene orgullo. Ante la duda, tapa la que va a la esquina y, de paso, te tapa la boca.

Este primer semestre le vi partidos monstruosos, salvando partidos. Diría que parece de veinte, pero no. A esa edad el arquero es un niño. Él vuela como de veinte, pero se para como un zorro de cuarenta. Porque sí, el “Tigre” acaba de cumplir cuarenta.

Entre broma y en serio, es inevitable preguntarle cada año por el retiro y siempre me dice “cuando sienta que ya no puedo ser uno de los mejores arqueros del país, daré un paso al costado”. Y con cuatro décadas, sigue siéndolo.

En el fútbol hay gente que gana poca plata y gente que cobra mucho sin merecerlo. Muñoz se gana bien cada poroto. Es el tío del camarín, el líder que no necesita ser cabrón, el tipo sencillo que llega a Bellavista con sus hijos pequeños, un agradecido sincero del país que le dio una segunda oportunidad, un caballero y un arquerazo totalmente vigente.

A los cuarenta, hay que ser de verdad para entrenar a la par con los cabros del plantel, tirarse al suelo, llenarse de golpes y hacerse el loco porque en la noche las caídas ya duelen un poco más. Yo bien lo sé. Hay que cuidarse mucho para llegar así a los cuarenta, pero lo más difícil es mantener el hambre. Dar la vida por ganarle el fin de semana a San Luis aunque lo vean mil personas, como si fuera Malasia o La Bombonera. Que nadie te diga viejo, pibe tigre. El don Cristián es solo por respeto.

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