Opinión

Con permiso: Chile, el país donde todos somos técnicos

Por: Paulo Inostroza 26 de Junio 2017
Fotografía: Agencia UNO

Cuando la “Roja” tropieza o no logra un resultado esperado, inmediatemente surge la crítica y acalorada discusión entre los hinchas. ¿Chaqueteros? Más bien, un rato de desahogo de ese hincha que se volvió exigente, pero igual siempre tiene fe…

Discutir sobre fútbol es un arte popular. No es comedicina o economía, donde te quedas callado si no tienes idea. Acá todo tenemos idea, somos expertos y nacimos con el cartón del Inaf bajo el brazo. Somos resultadistas, pateamos las fichas de la pizarra y coincidimos en algunas cosas: Gary tiene unos huevos terribles, Vargas no hace goles en todo el año hasta que viste de rojo y Vidal es un monstruo. Todo lo demás es discutible, nos ensañamos con tres o cuatro a muerte- Mena, Herrera, Hernández o Martín- estamos seguros de que Pizzi es menos que sus antecesores y, al final, celebramos igual y sacamos pecho con nuestra generación dorada. Porque es nuestra y nos tiene que tapar la boca. Es parte del camino largo.

Chile no jugó bien con Australia. No lo digo yo, lo dijo Aránguiz. Que lo diga yo, da lo mismo. Yo golpeé la mesa cuando entró Martín y grité “¡qué cresta!”, le ordenaba a Paulo Díaz que no paveara como si me fuera a escuchar un día y los del lado me decían que el loco estaba jugando la raja, que es menos que Gary, pero cumple. Para mí, tenían un hoyo en el centro de la zaga. Y cuando sea jueves, todavía no llegaremos a un consenso sobre si Pablo Hernández jugó bien o mal, porque nunca llegamos a nada con él. Discutíamos ayer si fue buena idea cuidar a los que tenían amarilla, que casi se nos escapa la clasificación, que Australia es ahí no más y casi nos deja fuera. Horas y horas.

De pronto, nos asusta un poco Cristiano porque no fuimos capaces de ganarle a uno de los más o menos de la Copa. Dicen que tiene de casero a Bravo. No sabemos si será mejor meter a “Chapita”, Puch o tal vez ahora sí Martín por la banda o quizás apostar por Hernández al medio, como contra Alemania, que era de los buenos. Todos tenemos razón inventando alineaciones que siempre solucionarían todo. La receta médica para cualquier empate de Pizzi.

Sonamos súper chaqueteros y te retan. Córtala con la cuestión. Recordamos que estos cabros siempre la hacen, jugando bien o mal. Que antes habríamos celebrado en la plaza un empate con el equipo B de Alemania y pasar a semifinales. Nos pusimos regodeones, exigentes. Y la culpa es de Alexis, del propio Vidal, de Bravo.

Discutimos como eruditos porque nos creemos favoritos y bastó una década para pulirnos el paladar. Sabemos lo que es codearse con España, Brasil y Argentina, de igual a igual, y no podemos pedir menos. Pizzi, en tanto, habla tranquilo tras el partido y la tiene clarita en su casa. Sabe quién es Díaz, lo que le da Hernández y que el gol de Martín no es “chiripa”. Sabe que tapar bocas es parte del juego. Y es con cariño.

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