Opinión

Candidatos al pizarrón

Por: Diario Concepción 08 de Junio 2017
Fotografía: Diario Concepción

Por: Francesca Parodi
@franparodi

El rechazo de los ciudadanos hacia la política tiene como principal causa la corrupción y falta de ética que poco a poco hemos ido conociendo. Pero incluso más allá de estos hechos, los individuos no ven que la política resuelva sus problemas, en gran medida porque la política se ha convertido en un lugar carente de ideas y proyectos claros para el país.

Como es de costumbre en época electoral, los medios de comunicación han tenido una amplia cobertura de los candidatos presidenciales, especialmente en radio y televisión. Y es que se esperara que quienes postulan a la presidencia tengan una ruta trazada que ofrecerle a la ciudadanía y así evitar los problemas de información programática que vimos en este gobierno. Sin embargo, algunos candidatos nos han sorprendido negativamente por su bajo dominio de contenidos básicos, pero sobre todo por la incapacidad para explicar sus propias ideas, más allá de las consignas y los discursos memorizados.

Por ejemplo, es complejo que la candidata del Frente Amplio, Beatriz Sánchez, sea muy elocuente en señalar que las empresas en Chile pagan un impuesto demasiado bajo por las exenciones, y luego no sea capaz de señalar el porcentaje que realmente pagan. Lo que no puede pasar es que la desafección política nos lleve al extremo que comencemos a buscar liderazgos tan lejanos a la actividad política que no son capaces de construir una propuesta contundente. Es evidente que la probidad debe estar en el centro de las elecciones de ahora en adelante, pero la probidad o la lejanía con la clase política no son, en sí mismas, una garantía de un buen gobierno.

Pero los problemas de contenido no están solo en un sector. En la centro-derecha también se ha visto un desempeño mediocre en este tema, empezando por la reticencia de algunos candidatos a debatir las ideas públicamente. Por su parte, la candidatura del senador Ossandón se ha caracterizado por ser muy confrontacional, pero con pocos argumentos técnicos que sostengan su discurso.

En este sentido, es impresentable que un candidato señale que tal vez se deba “meter balas” como una forma de recuperar el Estado de derecho en La Araucanía, o que desconozca un tema tan en boga como el cambio climático y el Acuerdo de París que él mismo votó en el Senado. Chile necesita políticos con ideas, no con ocurrencias y, lamentablemente, las consignas parecen ganar terreno.

Es necesario dejar de lado los eslóganes fáciles para pasar al debate de ideas que se conecten con lo que hoy exige la ciudadanía. Es obvio que nadie puede ser experto en todos los temas, pero los candidatos al menos deben ser capaces de explicar la viabilidad de sus propuestas. La simplificación del mensaje, propio de las candidaturas, no puede significar una simplificación del contenido.

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