Opinión

Sus fantasmas de la UP

Por: Diario Concepción 14 de Julio 2016
Fotografía: imagenPrincipal-4642.jpg

Como suele ocurrir en tiempos de crisis orgánicas, los motivos son pluricausales. Para algunos se trata de una crisis política, que se relaciona con sus dirigentes e instituciones. Para otros una crisis económica que hace rato viene exteriorizando las falencias del neoliberalismo y que como suele ocurrir, afecta (violenta) a los sectores más pobres y precarizados. Otros apuntan a una crisis social, de descomposición social, en la cual se han ido perdiendo determinadas pautas mínimas de convivencia que se ve reflejado en las movilizaciones, paros, tomas, abuso, agresiones, destrucción y violencia, no sólo de acción, sino de palabra a través de la intolerancia y descalificación personal.

Ante este escenario, situamos aquellos que con una mirada más amplia, serena y sin renunciar a sus principios y valores han señalado que se hace necesario buscar algunos derroteros que permitan a través del diálogo ir superando este estado de cosas. No se trata simplemente de promulgar leyes o legislar en una determinada dirección, se requiere instituir determinadas pautas éticas de comportamiento (derechos y deberes) de todos quienes, desde distintas sensibilidades políticas, queremos avanzar en superar el actual estado de cosas. Este objetivo colisiona abruptamente con aquellos grupos sociales y políticos que por un lado consideran que se deben radicalizar posturas (agudizar las contradicciones, dirían algunos). Avanzar hasta que esto tenga un gran estallido o en último caso que se vayan todos, ¿y después qué? Pero también están los otros, tanto o más peligrosos que los anteriores, los que se quedaron pegados en la Guerra Fría y en sus fantasmas de la Unidad Popular, aquellos que día tras día nos hablan y escriben sin pudor y con aprovechamiento sobre el aumento de la delincuencia, del terrorismo en la Araucanía, del estancamiento del país, del desgobierno, de la corrupción galopante, del caos social, de los ultras, de la persecución política y el revanchismo contra militares, de aquellos que sottovoce dicen que estamos igual o vamos camino a una segunda UP. Por surte no estamos en los ‘60 o ‘70, de lo contrario, varios de estos personajes ya estarían golpeando las puertas de los cuarteles. 

Por eso, no dejemos que sus fantasmas sean nuestros fantasmas, menos aún ser prisioneros o cómplices de discursos que más que ayudar a salir de la crisis, buscan acarrear dividendos políticos.

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