Editorial

Diversas maneras de hacer una Patria mejor

Por: Editorial Diario Concepción 20 de Septiembre 2017
Fotografía: Agencia UNO

Justamente en estos días, cuando el amor a la Patria y todo lo que ésta contiene está en la mente de cada chileno, es cuando debe buscarse levantar la conciencia sobre la importancia del cuidado del patrimonio de la nación. Al mencionar este compromiso de todos, que no es asumido por muchos, se piensa en la contaminación, en la sobreexplotación, en la tala de bosques nativos, al descuido de los edificios históricos, entre otros asuntos de parecida índole.

Un ejemplo de la labilidad de este convencimiento es que un grupo de ciudadanos, de quienes se pudo haber esperado un comportamiento harto mejor, se vio involucrado en uno de mala clase, como se suele describir en términos coloquiales, pero elocuentes.

Hace sentido entonces la iniciativa de Bienes Nacionales que busca proteger 13 mil nuevas hectáreas de desierto florido, cuando de ser las cosas de otro modo, a nadie se le hubiera ocurrido que tal protección fuera necesaria. Sin embargo lo es y urgentemente al observar los daños registrados por 13 avionetas que utilizaron las flores como pista de aterrizaje en el sector de Totoral, en Copiapó.

El escenario relativo a este incidente es fácil de deducir, las primeras observaciones permiten concluir que las diligencias se podrían complicar dado que el terreno afectado es privado y no se podría sancionar a los responsables, que a lo mejor las indagatorias que realiza la Dirección General de Aeronáutica Civil por haber aterrizado sin permiso, podría resultar en multas y suspensión de los permisos o licencias. Amenazas posiblemente retóricas, los involucrados explicaron, de manera harto creativa e improbable, que se vieron obligados a bajar por fallas técnicas, el conocido etcétera que terminará probablemente en nada, dado el perfil de los responsables.

Interrogado por los medios respecto a este incidente, el director ejecutivo de Conaf, sentenció que “actitudes como esta, si es que se han dado, tenemos que enfrentarlas con la máxima celeridad”, aunque reconoce que esta es un área que la legislación nacional aún no protege y, por lo mismo, llamó a la comunidad a denunciar este tipo de hechos para cuidar este preciado fenómeno natural, de características únicas en el mundo. Para completar la respuesta clásica, solo le faltó agregar la frase “para que estos hechos no vuelvan a repetirse”.

Al examinar las fotografías publicadas por los medios, se puede observar a los dudosamente accidentados pilotos en pleno picnic, al medio de las flores del desierto, y además se puede apreciar que en todas direcciones hay huellas que se entrecruzan, dejadas por conductores de automóviles o motos que han recorrido el sector con olímpico desprecio a los daños, evidentes e inmediatos.

Para el pensamiento reflejo del ciudadano común, frente este tipo de situaciones se piensa en la ley, otra, en los reglamentos, más claros, en las penas, más altas, pero nada de aquello es suficiente cuando no existe por parte de todas las personas la voluntad de cuidar los bienes de la nación o cuando las leyes no encuentran quien se decida a emplearlas.

La falta de educación para la civilidad está en la base de todos estos incidentes, el que quiebra una rama en la plaza, el que raya una pared, el que aterriza en un jardín, tendrá que haber, si lo hacemos bien, una generación mejor que nos reemplace, para tener, lo antes posible, un Chile como el que todos queremos tener.

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