Economía y Negocios

Contexto puede estimular o inhibir la intención emprendedora

Por: Diario Concepción 27 de Junio 2017
Fotografía: Diario Concepción

Charles Araya Véliz
Director de Ingeniería Civil Industrial
Universidad San Sebastián

Está asociado a factores de tipo político, social, cultural, tecnológico y económico presentes en un ecosistema determinado, los que promueven o impiden la capacidad de emprender.

El emprendimiento como eje del desarrollo económico e innovación de los países ha provocado un incremento en la investigación que permite conocer los fenómenos que activan o inhiben el comportamiento emprendedor. Un elemento previo a esta condición es la existencia de una intención emprendedora.

Por lo tanto, de acuerdo a varios investigadores, conocer la relación entre los factores del contexto y su influencia sobre la intención emprendedora es una tarea que la investigación espera responder.

Comprender la dinámica de los diferentes actores e instituciones que participan y favorecen un entorno particular, o ecosistema emprendedor, involucra reconocer a su vez un conjunto de características individuales, sociales e institucionales que integradas favorecen o desincentivan la intención de emprender.

Es muy importante considerar la diversidad de emprendimientos que interactúan bajo estas condiciones sobre todo en el diseño de políticas públicas que puedan promover el capital de riesgo y el emprendimiento de alto potencial. Tradicionalmente los factores del contexto son conceptualizados como aquellos relacionados con lo político, social, cultural, tecnológico y económico presentes en un ecosistema, los cuales han sido investigados desde la teoría del emprendimiento y del comportamiento planificado. Han sido considerados, desde una perspectiva parcial, la relación con el entorno sectorial, ámbito geográfico o determinados elementos institucionales.

Dos perspectivas

Dentro de este mismo marco, una serie de investigaciones señalan que el contexto tiene el potencial de propiciar o inhibir la intención de emprender de las personas. Es decir, el contexto o entorno emprendedor aborda las circunstancias y condiciones que son externos al fenómeno considerado. Lo anterior tiene especial relevancia en países en vías de desarrollo dado lo importante que es que las ideas se materialicen en nuevos servicios o productos que contribuyan a la generación de riqueza y desarrollo y calidad de vida de las comunidades.

Frente a eso se pueden observar varias líneas de discusión coherentes entre sí sobre el estudio del contexto y su influencia en la acción emprendedora. En la primera perspectiva el contexto juega un papel esencial en el origen, las formas, los procesos, las funciones y los diferentes resultados de las actividades emprendedoras. Esto ayudaría a comprender las elecciones que realizan y cuáles son los resultados de tales acciones.

La segunda perspectiva es la que propone que la intención emprendedora depende de una serie de factores determinados por las condiciones de la actividad a emprender. Esta situación definiría las reglas del juego en las que se desenvolverían los nuevos emprendimientos, desarrollándose así un ecosistema para el iniciar nuevas ideas y por consiguiente empresas, gracias a que concurren y están presentes los recursos, los incentivos, el apoyo institucional y características del mercado necesarias para impulsar el espíritu emprendedor. Es así que mientras mejor es el contexto en el que se desarrolla el emprendimiento en una sociedad, más emprendimiento productivo se genera.

Definición del concepto

La intención de emprender puede ser concebida como el primer paso de la creación de una nueva empresa, siendo un factor clave para entender el complejo proceso de emprender. Esta intención se ve influenciada si el individuo valora su opción de emprendimiento como viable y atractiva, por lo tanto, los factores que explican la intencionalidad serían el deseo o la valoración del resultado de la acción de emprender y la viabilidad percibida desde los costos y beneficios de iniciar una actividad empresarial por cuenta propia. Todo aquello recibe distinta valoración en la población.

En cambio existe una visión que considera que los individuos eligen ser emprendedores si el valor actual neto de la decisión es positivo o supera el rendimiento del empleo dependiente.

La teoría del comportamiento o conducta planificada explica la formación de intenciones sobre la base de tres percepciones: atracción personal
(actitud), percepción de control sobre el comportamiento a realizar (conducta) y la percepción de las normas sociales y del entorno, siendo los dos primeros elementos identificados con el deseo percibido o valoración de resultado. No obstante añade un tercer elemento que facilita la formación de intenciones, es decir, el individuo se ve condicionado por las expectativas que existen en su entorno con respecto a su comportamiento.

En este sentido investigaciones destacan la importancia del capital social en la obtención de recursos necesarios para las primeras fases de la creación de una empresa. La participación en red con las distintas variantes del tejido social se trasforma en un factor crítico a considerar por los individuos a la hora de emprender, poniendo en valor el nivel de relación que debe tener con su entorno para facilitar el acceso a los recursos disponibles como el financiero, acceso a conocimientos intensivos y el portafolio de capital estructural que se puede palpar en un entorno que facilita la intención a emprender.

El marco teórico que hemos establecido para identificar la relación del contexto y la intención a emprender describe el impulso a emprender (actitud, actividades y aspiraciones), como supeditado al contexto o entorno en el cual se desenvuelve.

Es primordial, entonces, un constructo de factores que debe estar presente para estimular la intención a emprender tales como: políticas y programas gubernamentales pro emprendimiento, acceso a financiamiento de largo plazo, normas sociales y culturales orientadas a reconocer el rol emprendedor sin distinción de género, servicios de conocimientos intensivos , acceso a las tecnologías y, algo muy importante, percepción de oportunidades.

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