Deportes

Anabólicos, el arte de la trampa

Por: Diario Concepción 07 de Agosto 2017
Fotografía: Archivo

Por Cristian Püschel, Docente Nutrición y Dietética Universidad del Desarrollo

A lo largo de la historia, y en especial en el último tiempo dados los avances en materia de controles, el dopaje ha causado mucho daño en el mundo del deporte y de la actividad física. Es una práctica comúnmente rechazada por deportistas, entrenadores y directivos, siendo perseguida con el fin de ser erradicado de las actividades deportivas de toda índole. Ni siquiera el deporte recreativo, al contrario de lo que uno pudiera suponer, se salva de esta conducta equivocada. Es aquí donde sustancias ilícitas como esteroides androgénicos anabolizantes (EAA), entre las que se cuentan efedrina, pseudefedrina, sibutramina, thermalean, metandienona y triacana, clembuterol, llegaron para quedarse a todo nivel de la sociedad aficionada al deporte. Por ello, no es raro escuchar entre pasillos de gimnasios, box de crossfit o equipos de las más variadas disciplinas, entre otros ejemplos, el uso de estas sustancias con el fin de mejorar su performance y su composición corporal.

Es así como los deportistas aficionados se encuentran envueltos en este comercio que promociona sustancias y productos para alcanzar el éxito y la fama de forma más rápida. En los gimnasios y establecimientos o clubes deportivos, se opta por seguir los consejos de los instructores, los preparadores físicos y lamentablemente de algunos colegas nutricionistas, quienes muchas veces son poseedores de un gran físico que, en teoría, respaldan su conocimiento y lo que pueden decirle a una persona que no se maneja tanto en este tipo de temáticas.

Sin embargo, en ocasiones no es cierto y se termina recibiendo orientaciones sin un mayor fundamento científico, consumiendo sustancias recomendadas con una base aparentemente sólida y convincente, con el fin de acortar el camino en la consecución de los objetivos planteados en una práctica deportiva. Así, se termina sucumbiendo a tentaciones que, a largo plazo, solo causarán cambios y efectos a veces irreversibles, que perjudican al usuario y a sus familias. Los anabólicos, si bien cumplen lo que prometen en su esencia más básica (aumentar la masa muscular y disminuir el tejido adiposo) son sustancias que generan efectos secundarios muy importantes y que se deben tener en consideración antes de empezar a utilizarlos. Entre ellos, aparecen el daño al hígado, ictericia, retención de líquidos, hipertensión arterial y aumento del colesterol “malo”. Además, los varones corren riesgo de encogimiento de los testículos, calvicie, desarrollo de los senos e infertilidad, entre otras negativas consecuencias.

Por su parte, en el caso de las mujeres que decidan utilizarlos corren el riesgo del crecimiento de vello facial, cambios en la menstruación, calvicie de patrón masculino y engrosamiento de la voz. Por ello, es importante que todos quienes somos parte de este mundo tomemos consciencia de lo que estamos haciendo por nuestras vidas, algo tan vital como el deporte y trabajo físico se está viendo manchado por gente que “hace trampa”. Las personas que entrenan deben asesorarse por profesionales que los orienten de forma adecuada en cuanto a su alimentación, y que no haga lo que sea por querer resultados de un día para otro.

 

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