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Villanueva: el olvidado crack rojo que partió a los 39 años

Por: Paulo Inostroza 16 de Junio 2017
Fotografía: La Discusión

Ascendió con Ñublense 2006 y nunca más jugó. Era talentoso e introvertido.

En su último partido con Ñublense marcó un golazo a Lota y los rojos subieron a Primera. Mauricio Villanueva fue figura, pero no estaba en los planes de Marcoleta para seguir en el plantel 2007. Nadie se lo explicaba. Un día fue a Chillán, con los cesantes del Sifup, y fue ovacionado por la gente. Todos lo recordaban como crack. Su compañero Eric Olivares quiso llevarlo a Melipilla, pero se lesionó. Nunca más jugó y prácticamente desapareció del mapa. La noche del miércoles reapareció: se había ahorcado, en Santiago, a los 39 años.

Alejandro Maureira fue compañero suyo ese 2006. Ese año se casaron “Mauro”, José Yates, Erwin Concha… Todos hermanos de la fe. Leían la Biblia junto a Chase Hilgenbrik. “Fue un año hermoso” recuerda el ‘Rayo’ y agrega que “Mauricio era calladito y muy educado. No jugar al fútbol fue una pena grande, un duelo personal, pero se puso a manejar un taxi y le dedicó todo el tiempo a su hija. No se veía mal”. Su niña de 7 años tiene síndrome de down. “Era su angelito”, cuenta Alejandro. También tenía una hija de dos años y se había separado un par de veces de su señora, aunque al parecer estaban intentando volver.

Hace poco murió uno de sus amigos cercanos en esta última etapa de su vida. Mauricio trabajaba ahora en una botillería y el negocio no caminaba mucho.

“Nunca imaginamos que podía tener depresión o algo así. A veces uno mira más hacia adelante que al prójimo. A veces el de al lado lo está pasando mal y uno siente que pudo hacer algo más. Creo que tenemos una deuda con Mauricio. Al menos, yo lo siento así”, cuenta Maureira, con la voz entrecortada.

El “Cerebro” de Ñublense 2006 se quitó la vida, ahorcado en una solitaria habitación. Su señora publicó en Facebook que no entiende nada, que no puede explicar qué pasó. Rodrigo Oses escribió el libro “Ñublense, 100 años de pasión” y cuenta que al único que no pudo ubicar fue a Villanueva. Que nadie sabía de él. Un crack silencioso que no merecía el olvido.

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