Carta al director

Un regalo especial

Por: Diario Concepción 19 de Septiembre 2017

Señor Director:

Recibí un regalo por el celular. Mi querido hermano me hablaba de los dones y me adjuntaba un corto video de un niño haciendo maravillas con el piano. Y decía: “lo que verás más abajo son dones que, como le suceden a un niño, les son tan propios y normales que solo fluyen sin sopesar la maravillosa virtud que lleva dentro.”

Pero, ¿qué son los dones? En su acepción más simple es una disposición innata o habilidad para alguna actividad. También la relacionamos con talento, habilidad, dádiva, etc. El don casi tiene relación, a futuro, con la vocación que cada uno de nosotros mostrará en la vida.

Hoy por hoy, nos ensalzamos con aquellos dones que muchas personas, de todas las edades, nos muestran de cuando en cuando a través de las noticias. Y quisiera invitarles a realizar un simple ejercicio en sus hogares, junto a sus familias; preguntarse ¿cuál o cuáles serán los suyos? Tal vez descubran cosas maravillosas que si las pusiéramos en práctica, haríamos de nuestro mundo un lugar mejor.

En mi oficio, hablo mucho sobre la importancia que los hobbies tienen en la vida de todos nosotros y cómo ellos muchas veces forman parte de los procesos de rehabilitación que planificamos tanto para niños como para la población adulta que presenta una situación de discapacidad. Y resulta increíble como estos hobbies, que en el fondo son verdaderos dones que el Creador les otorgó, realizan la magia esperada para que cada uno descubra por sí mismo aquellas capacidades que les servirán para la vida. ¿Por qué? Simplemente porque cada necesidad es un propósito; el propósito de expresarse y que tú le entiendas; el propósito de querer formar parte del mundo, siendo lo más independiente posible; el propósito de formar parte de un grupo de estudiantes en una escuela, colegio, liceo, instituto profesional, universidad o comunidad, el propósito de surgir con las capacidades que tiene y no con aquellas que tú ves que no tiene.

Los dones forman parte de nuestro existir, corren por nuestras venas como la sangre que alimenta el corazón, solo tenemos que descubrirlos para poder realizar la metamorfosis necesaria para que hoy, no mañana, comencemos a ser felices.

 

Juan Ignacio Acevedo Vidal

Terapeuta Ocupacional y académico de Terapia Ocupacional USS

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