Carta al director

Rebeca Matte Bello

Por: Diario Concepción 10 de Septiembre 2017

Rebeca nace en Santiago de Chile un 29 de octubre de 1875, era hija del destacado diplomático chileno don Augusto Matte Pérez y de Rebeca Bello Reyes, quien enloquece luego del parto de su hija Rebeca y queda sumida en una amnesia total de por vida. Su educación estuvo a cargo de su abuela materna, doña Rosario Reyes Gómez, viuda de don Juan Bello Dunn, hijo de don Andrés Bello, primer rector de la Universidad de Chile, hecho importante, ya que la casa de su abuela era visitada normalmente por hombres de la talla de Alberto Blest Gana, José Victorino Lastarria, los hermanos Amunátegui, y otros artistas y políticos chilenos y extranjeros de la época.

Debido al trabajo diplomático de su padre, conoce a quien será su esposo, el joven diplomático chileno don Pedro Felipe Iñiguez Larraín, de cuyo matrimonio nacen 3 hijos, Eleonora (Lili), Patricio e Ismael.

Desde muy niña Rebeca acompañó a su padre en sus viajes por el mundo, donde tuvo la oportunidad de visitar museos y relacionarse con artistas destacados de la última mitad del siglo XIX, e interesarse por la escultura, rara profesión para una mujer de su época.  Inicia sus estudios en Roma, con el destacado escultor italiano Gulio Monteverde, para luego acceder a la academia de la Villa Medicis, viajando luego a París, donde se impregna de la corriente vanguardista, lo que la aleja de los academicismos más ortodoxos, siendo influenciada fuertemente por la obra de Rodin.

Si bien desde niña nace su encanto por modelar todo con sus manos, ella confiesa que es a la edad de 15 años que comienza a esculpir profesionalmente.

En lo personal rebeca vive la tragedia de una madre ausente, de la tuberculosis que tanto la haría sufrir en su vida, enfermedad con la que contagió y llevó a la muerte a su hija Lili a la edad de 24 años.

Rebeca Matte será reconocida en Europa y Chile, como destacada escultora por su estilo y fuerte acento dramático que inspiraba su trabajo, obteniendo merecidas primeras medallas en los años de 1900 y 1901.  Fue París y Florencia, ciudades donde desarrolla su arte, siendo esta última ciudad la que la nombra profesora honoraria de la Academia de Bellas Artes en 1918, cargo jamás ocupado por un extranjero y menos por una mujer.

Sus obras se encuentran repartidas por el mundo, pero copias de ellas adornan plazas, parques, museos, cementerios, etc.  Como ejemplo tenemos “Horacio”, y “El eco o el Encantamiento” esculturas en tamaño real que decoran los jardines de la Universidad de Concepción. Obras como “El Monumento a los Héroes de la Concepción”, erigida en la Alameda Bernardo O’Higgins de Santiago, “Los Ciegos” o “Unidos en la Gloria y en la Muerte” esculturas que dan cuenta del magnífico trabajo de esta insuperable mujer, que junto a otras como Marta Colvin, Lily Garafulic, han paseado por el mundo su arte inconfundible.

El Ministerio de Educación de Chile creó en el año 1922 la distinción “Rebeca Matte”, que se otorga a los artistas destacados.

Rebeca Matte Bello, nieta de Andrés Bello, murió en París un 15 de mayo de 1929 a los 53 años de vida.  Una calle cercana al puente viejo sobre el Río Andalién recuerda hoy el nombre de la primera mujer escultora chilena.

 

Alejandro Mihovilovich Gratz

Profesor de Historia y Geografía

Investigador del Archivo Histórico de Concepción

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