Señor Director:
A los ojos de un buen defensor del paradigma económico nacional actual, la irrupción de Uber y Cabify parecería una gran muestra de la libre competencia que tanto defienden los mismos que hoy reclaman; claramente hay algo que no cuadra.
“Necesitamos un país lleno de emprendedores”, reza el credo capitalista más tribunero, siempre partiendo desde la premisa que la señora Juanita con su negocio de la esquina puede hacer frente al Wallmart de dos cuadras más allá. Total, en una cancha pareja, como se supone que es el mercado chileno, el mejor supera al peor, el cual debe reinventarse para satisfacer al cliente, y así cíclicamente.
Sin embargo, cuando esos emprendedores, digamos los taxistas, se ven superados por la matriz precio/calidad y se sienten incapacitados de competir, corren a reclamar al gobierno de turno y, de paso, causan problemas justamente a sus propios ex clientes. Vaya contradicción. No me imagino a la señora Juanita bloqueando un peaje para dar a conocer sus pérdidas. Ella asume dignamente que no puede hacer nada frente a las reglas de mercado imperantes, mucho menos cuestionará a quienes importaron y mantienen esta verdadera revolución del canibalismo social.
Estimados, estamos en el paraíso del emprendimiento por el que tanto lucharon. Ahora asuman.
Fernando Fernández Ulloa