Carta al director

Ojalá a alguien le sirva

Por: Diario Concepción 02 de Septiembre 2017

Ojalá a alguien le sirva. Un tipo escribe sobre su amigo en youtube, en los comentarios de la canción Place to be, de Nick Drake. Dice: “Mi amigo acaba de cometer suicidio. Él amaba a Nick Drake y me dijeron que este era su álbum favorito. Y esta es la razón por la que estoy acá. Estoy contento de haber venido. Descansa en paz, Matt. Duerme bien, hermano”.

Una niña de nombre Rocío escribe en los comentarios de Los barcos, de Gepe, un mensaje a su ex pareja. Escribe: “puta igual fuiste raro desde siempre. Siempre me acuerdo cuando me llamabai’ de noche y me sentaba en la puerta de la entrada de la casa antigua de Cauquenes. Sé que no lo vai’ a leer, no tenís’ cómo llegar acá. te recuerdo a diario”.

Un adolescente gringo acaba de escuchar Between the bars, de Elliot Smith, y comenta en el video: “Yo no pedí nacer”. Otro escribe en Into my arms, de Nick Cave: “Pusimos esta canción en el funeral de mi mamá. Refleja mucho de ella. La extraño mucho, era una gran persona y murió muy joven. Era la persona más sana que podías conocer y aún así tuvo cáncer a los 58. Te extraño, mamá, desearía poder abrazarte una vez más”.

Hace rato que vengo leyendo comentarios en Youtube, en canciones tristes sobre todo, donde la gente comparte algo muy personal de forma anónima o con su nombre y foto. Hay una soledad terrible allá afuera. Gente que manda mensajes a la world wide web buscando un poco de consuelo. Hace un par de meses, más o menos, le escribí tarde en la noche a un amigo: “Te quiero, hueón”. Su respuesta llegó rápido: Hueón, no sé cómo supiste, pero necesitaba ese mensaje.

Estamos solos en esta roca, eso dijimos hace algunas semanas con mi amigo Pepito Tequila. -Te apuesto que si ocupo los 200 mensajes de texto que me regala mi plan y los envío a números desconocidos, alguno me va a responder-, me dijo Pepito.

Lo hicimos. Lo hicimos y funcionó. Pero no quedó ahí.

– Metámonos a Youtube. Seamos amables por una vez y dejemos mensajes de apoyo a gente en canciones tristes. Gente que lo pasa mal, ¿qué nos cuesta?-, dijo Pepito. Lo hicimos, con varias cuentas falsas y fue muy muy bueno. Mandamos un par de cartas al diario felicitando a un vecino de Pepito que es chofer de micro y no le cobra a los adultos mayores. El Sur la publicó.

– ¿Y si lo empezamos a hacer en persona?, preguntó Pepito.

– ¿Cómo?

– Como en tu cuento Primavera Tifoidea. A gente anónima le pasamos un papel en la calle, ¿te imaginas?: “Todo va a estar bien”, “Él piensa lo mismo”, “Te vas a cagar de la risa en un año más”. Pepito empezó a hacerlo. A mí me dio vergüenza, pero lo acompañé la semana pasada. Estuvo en eso 10 minutos y después me dijo: dejemos los papeles en algunos locales, que la gente se tope con ellos en la calle, como la placa anónima que pusieron de la Mireya.

Hace un rato me llamó Pepito.

– Aló, Víctor, no vas a creer lo que pasó: encontré un mensaje anónimo, como los nuestros. En realidad no lo encontré. Estaba en un café y una persona me lo pasó. Decía: “Te perdono”.

Escribo esto porque con la llamada de Pepito me acordé de mi microcuento favorito de toda la vida. Se llama “Escrito hallado en el respaldo de un asiento de micro” y dice así: No se me ocurrió otra manera de ubicarlos. Mamá, papá, estoy bien y los perdono.

Mañana vamos a salir con Pepito a dejar varios mensajes más. Ojalá a alguien le sirva.

Víctor Bascur Anselmi

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