Carta al director

La Frontera

Por: Diario Concepción 06 de Agosto 2017

Históricamente, y desde la fundación hispánica de la ciudad de Concepción en 1550, el río Bío Bío fue y sigue siendo la frontera que dividió en dos el territorio. Al sur el mapuche, al norte el conquistador hispano. Quizás por efecto de constituir Chile una unidad territorial a partir de la independencia, este fenómeno geográfico de frontera se fue perdiendo.

Pero bastó un cataclismo como el de 27/F de 2010 para que inutilizados los puentes que conectaba el norte con el sur, a través del río Bío Bío, para que apareciera nuevamente la frontera y que San Pedro, Coronel, Lota, Curanilahue, Cañete y toda la zona sur, quedara sin la continuidad a que estábamos acostumbrados y que la compra de un puente metálico de emergencia -que para unos era estratégico y para otros valiera literalmente nada- fuera el tema que convocó por meses tratar sobre la fragilidad geográfica de nuestro país cortado literalmente en dos.

El siglo XIX, y parte del XX, el problema de la frontera constituía una parte importante que debía ser incorporada al país, y trajo la atención de varios gobiernos, que a contar de 1850 trataron de colonizar, tanto con migración nacional como extranjera, la frontera. Los alemanes fueron instalados en Valdivia, Osorno, Puerto Montt, Puerto Varas. Los italianos en Capitán Pastenes y otras ciudades, abriendo al sur del Bío Bío un fuerte polo de trabajo producto de este fenómeno, creando ciudades y elaborando el nuevo trazado del ferrocarril con obras increíbles para la época y el erario nacional, como lo fue el viaducto del Malleco, inaugurado en 1891 y el Puente ferroviario sobre el río Bío Bío, inaugurado en 1890 proyecto elaborado por el ingeniero chileno Víctor Aurelio Lastarria.

Todas las estaciones desde la cual partían los caminos y las rutas ferroviarias que conducían al sur, contaban con un vocero que gritaba ¡¡ a la frontera ¡¡ a la frontera ¡¡, en señal de ser el último lugar que se pisara al norte del río Bío Bío, antes de incorporarse a dicho misterioso territorio. Concepción no estuvo ajeno a este fenómeno y cuando el tren salía de la estación, antes de enfrentar el túnel de Cerro Chepe, que conduce al puente que atraviesa nuestro caudaloso Bío Bío, la última calle que dejaba atrás el convoy al salir de la estación, recibía el nombre característico de la frontera, en señal de límite entre la ciudad de Concepción y el resto del territorio al sur del Bío Bío.

Hoy, dicha calle se encuentra cortando la costanera paralela a lo que es la avenida Los Carrera, y nos trae a la memoria reminiscencia de tiempos pasados en que el vocero gritara para embarcar al último pasajero en el tren de la estación “a la frontera ¡” “a la frontera ¡”.

Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador del Archivo Histórico de Concepción

Etiquetas