Señor Director:
El 14 de Julio de hace 228 años, en Francia, un grupo de insurgentes asaltó y tomó una fortaleza-prisión de París, que no albergaba a más de 7 prisioneros. La toma de la Bastilla marcó el inicio de una de las revoluciones más importantes de la historia mundial.
La Asamblea Nacional generó la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, texto que aún se estudia, o debería estudiarse en la enseñanza media. Se consagraron derechos importantes como la libertad individual, la presunción de inocencia y el derecho de propiedad, entre otros. Sin embargo, el proceso no fue feliz: rápidamente dio paso a un periodo oscuro de la historia francesa llamada “el terror”, en donde, a través de torturas, persecuciones políticas y numerosas ejecuciones a guillotina, se violaba salvajemente la libertad se se propugnaba defender.
La revolución francesa tiene por tanto de dulce y agraz, con consecuencias que llegan hasta nuestros días. Es necesario recordar entonces, que cualquier proceso de cambio debe siempre respetar la dignidad de la persona humana para no borrar con el codo lo escrito con la mano. En Chile, ¿habremos aprendido estas lecciones?
Ricardo Hernández
Director Reg. Instituto Res Publica