Señor Director:
Lo mejor que pudo pasarnos fue perder con Brasil, un día como hoy hace tres años. Ese fue el punto de inflexión, el que despertó un fuego sagrado inédito en nuestras selecciones nacionales. Desde esa primera vez que nos enfrentábamos a una definición a penales en una copa importante, ya no perdimos ninguna más.
Aún emocionado por lo que nos ha regalado esta generación dorada. Recuerdo que ese día la tristeza era enorme y hoy vemos a un equipo con un espíritu que parece estarse transformando en una marca registrada que definirá, espero, a las generaciones futuras. Porque claramente los jugadores incluso secundarios en el concierto mundial, se ponen la camiseta roja y suben su nivel enormemente, a alturas que no llegan en lo cotidiano. Ejemplos, Aranguiz, Diaz, Beausejour, Jara. Y todos en realidad.
Mención honrosa y heroica para Claudio Bravo, que tantos ya daban por muerto y hoy fue una muralla y un soporte tremendo para este nuevo logro.
Hace unos días lo dije, antes del primer partido. “Copa jugada, copa ganada”. No me cabe duda que esta no será la excepción.
Paulo Domic