Carta al director

¿El fin de los abogados?

Por: César Herrera 27 de Junio 2017

Recorriendo librerías antiguas encontré un título viejo que llamó poderosamente mi atención. Se denominaba: “Juzgar por computadoras”. Sostenía una tesis simple: en un futuro hacerlo sería una operación que perfectamente podrían desarrollar las computadoras. Cual combinación de ceros y unos de un código binario, bastaría agregar los antecedentes de la causa para que, mediante una simple operación matemática, saliera el resultado previsto por el legislador. Los abogados y jueces serían simples vestigios del pasado, un anacronismo.

Puede parecer una anécdota, pero no lo es. Con el avance de la inteligencia artificial la Universidad de Oxford ha previsto que, incluso en países desarrollados como EE.UU., se perderá el 47% de los puestos de trabajo en diversas áreas. Tendemos a pensar que aquello ocurrirá en trabajos rutinarios centrados en áreas de baja capacitación, los cuales pueden ser automatizados, pero nada más alejado de la realidad.

En efecto, recientemente se han desarrollado poderosas herramientas capaces de operar en el sector financiero, bancario y jurídico. Por ejemplo, el asistente legal Ross basado en Watson de IBM es capaz de responder preguntas legales complejas a preguntas orales de un cliente. Con una base de datos fiable, analiza un caso generando conclusiones que puedan ser usadas para elaborar respuestas concretas, citando las leyes aplicables. No es un simple procesador de información de alta velocidad; tiene la capacidad de autocorregirse, detectar patrones, predecir los resultados más probables en un escenario hipotético, procesar lenguaje jurídico, sortear argumentos lógicos y armar cláusulas de contratos.

Muchos se han apresurado a aplaudir tan fenomenal invento en aras de la velocidad, productividad y abaratamiento de costos; pero se echa de menos un análisis más acabado respecto de sus implicancias. Por ejemplo: ¿qué pasará con los cientos de abogados existentes?, ¿estos inventos serán capaces de desarrollar la empatía y confianza que todo abogado necesita establecer con su cliente?, ¿tendrán capacidad para negociar?, ¿entenderán argumentos más complejos donde estén involucrados no solo normas, sino que principios como la justicia, dignidad o seguridad?; si los jueces son remplazados, ¿quién le pondrá freno a los excesos de los otros órganos del Estado en el juego del poder? Estamos en el amanecer de la inteligencia artificial.

Felipe Muñoz Levasier
Abogado y académico de Facultad de Derecho
Universidad San Sebastián

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